
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció a la obesidad como una enfermedad en 1948. La OMS define a la obesidad como “”una enfermedad crónica compleja”.
Hay cierta controversia en el reconocimiento de la obesidad como enfermedad. Por un lado, aquellos que apoyan el reconocimiento de la obesidad como enfermedad comentan que incluso las personas que son conscientes del daño causado a la salud por esta enfermedad, enfrentan barreras fuertes o sustanciales para acceder a los servicios de salud, acompañado de un estigma social relacionado al peso muy extendido.
Reconocer formalmente la obesidad como una enfermedad por sí misma podría promover mayor aceptación o compromiso médico y cultural por la condición, incrementar el acceso a la atención por los que lo necesitan, y tal vez reducir el estigma social.
Sin embargo, también muchos afirman que definir la obesidad como enfermedad podría tener un impacto negativo en las personas que la padecen y la sociedad en general. Un argumento es que retratar la obesidad como una enfermedad podría reducir la responsabilidad del rol individual, y en consecuencia motivarlos a conductas no saludables, reduciendo los esfuerzos para resolver el problema.
A pesar de que la obesidad está clasificada internacionalmente como una enfermedad, existe un componente esencial que hace falta en la conceptualización de la obesidad; ya que aún no se ha definido adecuadamente la enfermedad que esta condición causa directamente. Debido a lo anterior, la obesidad carece de una identificación clínica precisa.
Cuando se piensa en obesidad, es muy común sólo pensar en el aspecto físico de un cuerpo robusto, cuando fuera de la estética de esta enfermedad, el exceso de adiposidad o grasa corporal puede tener manifestaciones clínicas causadas por la enfermedad que induce la disfunción de varios tejidos y órganos. Es muy común que el tratamiento para dicha enfermedad esté más enfocado en las comorbilidades, que son enfermedades desencadenadas en consecuencia de esta, más que a las propias manifestaciones clínicas de la obesidad.
No reconocer la obesidad como una causa directa de mala salud puede dificultar su tratamiento en los servicios de salud. Por ello, es urgente definir la enfermedad específica que provoca, para identificar claramente cuándo el exceso de grasa corporal ya ha causado daño y se manifiesta con signos y síntomas medibles en los órganos y tejidos.
Por todo lo anterior, la comisión de diabetes y endocrinología estableció criterios biológicos y clínicos para el diagnóstico de la obesidad clínica.

Nuevo diagnóstico para la obesidad
La obesidad se divide en dos condiciones las cuales son, obesidad clínica y preclínica, esto basado a la presencia o ausencia, respectivamente, de manifestaciones clínicas objetivas de la función alterada de los órganos y cómo estas impactan negativamente en la habilidad individual de conducir las actividades diarias. De esta forma, se puede realizar un diagnóstico correcto para asumir una decisión clínica apropiada.
Obesidad: La obesidad es caracterizada por un exceso de adiposidad, con o sin la presencia de una alteración en la función o distribución del tejido adiposo.
Obesidad clínica: La obesidad clínica es una enfermedad crónica y sistémica caracterizada por alteraciones de la función de los tejidos, órganos o del individuo, debidas a una adiposidad excesiva y/o anormal. Esta puede provocar una disfunción orgánica grave y daños en los órganos finales, causando complicaciones que alteran la vida o pueden ponerla en peligro (p. ej., infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal).
Obesidad preclínica: La obesidad pre clínica se caracteriza por un exceso de adiposidad y/o una adiposidad anormal con una función preservada de otros tejidos y órganos. La obesidad preclínica confiere un mayor riesgo de desarrollar obesidad clínica, así como otras enfermedades no transmisibles (ENT), como la diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y enfermedades mentales, entre otras.
Evaluación clínica, principios del diagnóstico y metas del tratamiento
Para mitigar el riesgo del sobrediagnóstico o subdiagnóstico de la obesidad, la adiposidad en exceso se debe confirmar con por lo menos otro criterio antropométrico aparte del Índice de masa corporal o IMC (ejemplo: circunferencia de cintura) o por una estimación directa de grasa cuando sea posible, debido a que el IMC no provee información sobre el estado de salud a nivel individual.. A pesar de ello, en las personas con valores muy elevados de IMC (>40), el exceso de adiposidad se puede asumir. Como con otras enfermedades crónicas, el tratamiento basado en evidencia de la obesidad clínica debe ser iniciado a tiempo con el objetivo de mejora en las manifestaciones clínicas.
- Las medidas tradicionales para diagnosticar obesidad basadas exclusivamente en el IMC por ejemplo, IMC >30 kg) sólo deben utilizarse como medida sustitutiva del riesgo para la salud a nivel de población, para estudios epidemiológicos o con fines de cribado.
Diagnóstico de obesidad
La evaluación clínica de la obesidad requiere la confirmación del exceso de adiposidad mediante uno de los siguientes métodos:
- Medición directa de la grasa corporal (por ejemplo, mediante absorciometría de rayos X de energía dual -DEXA, bioimpedancia, etc.), o bien
- Al menos un criterio antropométrico (perímetro de la cintura, relación cintura-cadera o relación cintura-talla) además del IMC, o bien
- Al menos dos criterios antropométricos (perímetro de la cintura, relación cintura-cadera o relación cintura-estatura) independientemente del IMC.
Nota: Para todos los criterios antropométricos deben utilizarse métodos validados y puntos de corte apropiados para la edad, el sexo y la etnia.
Diagnóstico de obesidad clínica
El diagnóstico de Obesidad Clínica requiere:
- Confirmación clínica del estado de obesidad por criterios antropométricos o por medición directa de la grasa corporal.
Además de uno o ambos de los siguientes criterios:
- Evidencia de reducción de la función de órganos/tejidos debido a la obesidad (es decir, signos, síntomas y/o pruebas diagnósticas que muestren anomalías en la función de uno o más tejidos/sistemas orgánicos).
- Limitaciones significativas, ajustadas a la edad, de las actividades cotidianas que reflejan el impacto específico de la obesidad en la movilidad y/u otras actividades básicas de la vida diaria (AVD= bañarse, vestirse, ir al baño, continencia, comer).
Referencias
- Rubino F, Cummings DE, Eckel RH, Cohen RV, Wilding JPH, Brown WA, et al. Definition and diagnostic criteria of clinical obesity. Lancet Diabetes Endocrinol. 2025; http://dx.doi.org/10.1016/S2213-8587(24)00316-4